lunes, abril 09, 2007

Tenia mucho tiempo que no lloraba como ayer, con tanta angustia por la verdad que me abría los ojos; al entender que el insomnio repentino se debía a que mis propios fantasmas no me dejaban dormir, decidí hacer lo que casi nunca, y repase la recién terminada semana, lo que hice y lo que no y tristemente me di cuenta que nada estaba bien.
De repente mi cuerpo se quedo vació, sentía el aire atravesar todo mi ser y después ya no sentía nada, poco a poco las verdades fueron cayendo una a una y mi garganta se lleno de nudos al grado de no poder respirar hasta que tuve el valor de sacarlo todo, de gritar en silencio y de pedir perdón, a él y a todo el mundo, solo así pude aligerar un poco el dolor que me oprimía.
Uno a uno se fueron deshaciendo los nudos en lagrimas, sin parar de hablar fui pidiendo perdón por todos y cada uno de mis errores y agradeciendo todas las bondades que me había otorgado. Entendí que muchas veces el dolor guardado es parte de una lección que aun no aprendemos, que las cosas del pasado deben quedar atrás para poder avanzar, que las cosas no se arreglan por si solas, que hay que actuar. Que no existen vicios ocultos en la naturaleza, todo es definido, todo es como debe ser, que no es cuestión de milagros si no de actitudes.
Después que terminamos de hablar, me sentí tan ligera, mi alma pudo liberarse por un instante, y aunque el insomnio no se fue, pude descansar emocionalmente.

No hay comentarios.: