lunes, octubre 31, 2005

Me dejaste varada en el camino, irremediablemente triste, inexplicablemente sola.

Me dejaste y te llevaste mi aureola, mis sueños, el brillo de mis ojos, te llevaste la piel tersa, la sonrisa tierna y las manos suaves.

Desde que te fuiste cambiaste mi insomnio por sed ahora mi espíritu no recorre el mundo mientras duermo, ahora, tan solo de deshace en medio de mis paredes.

No sé por que sigo buscando respuestas en tus labios, por que, a pesar de las mentiras, sigo creyendo en ti. Como me atrevo a regalarte mi ser masoquista, a dejarlo todo, a olvidarme de mi.

Poco a poco mi reflejo se debilita, espero que mañana esa parte de mí y de ti, ya no exista.

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